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domingo, 22 de septiembre de 2013

Hoy es un día depresivo para mi, tal vez mañana vuelva con el amor de siempre para mi Gitana

A mí no se me agotan las palabras porque soy un escritor. Lo que se me agotan son los motivos para escribir. Hay días como hoy que termino vacío, es decir, despierto y no hay nada que prodigar en mis letras. Esos días son terribles, porque es un blanco de página sin que se pueda enhebrar una frase simple. Y me da miedo este vacío, esta mudez. Como si todas las emociones se hubieran ido al fondo de un pozo. Pero sé también que al día siguiente, por mágico que parezca, mi entusiasmo por el amor a mi gitana volverá como una tormenta y tendré todas las palabras a la mano para volver a decirle que la amo.
Hoy estoy muerto.


Hoy estoy en coma, paralizado por el oscuro vacío de mis sentimientos. Menos mal que no son permanentes sino pasajeros.
A mi gitana andaluza, nacida en una casita antigua de Lima, le digo que este dolor es momentáneo. Esta chispa depresiva, tal vez mañana se habrá esparcido con una sonrisa mía en el restaurante donde la mesera me hará la broma de la tarde. Y cuando se aleje de espaldas yo imagine que es el caminar de mi gitana, y la llame por su nombre, y la mesera me conteste: «ese no es mi nombre...». Entonces, una sonrisa mía se disculpará con la confusión...
...Hoy es domingo en París...
...Domingo sin aguacero...
...Un día más en la carcomida ausencia de mi compañera... ¿Por qué el destino nos depara esta separación absurda después de darnos el gozo de la unión...? Decisiones que no se tomaron a tiempo... Indecisiones de hoy... Vanidades y soluciones fallidas del presente nos separan... Tú por aquí en la España moderna...buscando tu destino... Yo en París tratando de enderezar mi caótica vida...
¿Será ese el destino de nuestras vidas...?
¿Cuánto más debo esperar a que cambien los tiempos de tu amor...?
¿Cuánto más debes esperar por mi...?
¿Lo harás...?
¿Me amarás a pesar del tiempo...?
¿Te amaré para SIEMPRE... aunque sepa que te he de perder otra vez?
¿Me amarás para SIEMPRE... aunque sabes que tu vida se entregará a otro hombre?
¿Cómo se puede llamar AMOR si elegirás otro hombre para «vivir....»?
Júrame que siempre estarás para MI, SOLA para MI...
¿Puedes jurar eso GITANA mía...?
¿Puedes jurarme AMOR ETERNO?
...Si te he de perder esta vez...
...quedará un VACIO más INMENSO  que el que siento AHORA...
Yo, en cambio, sí te juro AMOR ETERNO...
porque no tengo nada que perder...
porque sé que he sido tuyo y lo seré...
...porque has sido mi MUJER... desde que te conocí...
...y en cada encuentro lo sigues siendo... ¡MI MUJER!
Por eso, porque fuiste mi MUJER
nadie más habrá en mi vida...
SOLO TU.
Solo tú, amor mío...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mi gitana y el tesoro de Pizarro...

Mi gitana es una inmigrante (salida de los confines de una tierra donde no puede aspirar a obtener la subsistencia para los suyos). Fue en busca de un pedazo del tesoro que Pizarro se llevó hace ya unas centurias. Que yo sepa los doblones españoles hechos con el oro incaico aún no han caído en sus manos como ella hubo esperado. Lo sé, porque aún batalla a diario por un empleo esquivo en la madre patria.
La quisiera de vuelta en casa, pero, también, yo estoy librando mi propia guerra a la francesa, envuelto en una habitación solitaria, escribiendo como un demonio en busca de la energía que a Flaubert impulsó escribir Madame Bovary. Me levanto en las madrugadas, sumido con el arrebato seráfico de Truman Capote y escribo sobre esos criminales que decidieron hacer caso al apocalipsis, de aquellos que llevaron al averno a una mujer andina famosa.


Mi gitana tiene el alma de una mama grande e inmensa; pues, en el suelo de nuestros ancestros sus hijos y sus nietos esperan la generosidad de ella.
¿Qué hace en Madrid mi dulce y abnegada gitana?
Ya os dije: Busca el tesoro de Pizarro y sus zamarros conquistadores.
Lo que tiene la vida y la historia: hoy, muchas como mi gitana adorada regresan en vuelos largos a las tierras donde Colón alguna vez partió con sus tres carabelas en busca de las Indias. Hoy, ellas hacen la misma travesía -por entre las nubes y en vuelos de Boeing de metal acorazado-.
Cómo cambian los tiempos, ¿no?
Soy acaso el nuevo flamante Rodrigo de Triana, que en la proa de la Santa María, ¿O sería La Pinta? ¿Tal vez La Niña? avizoro una costa baldía y fría de la España carcomida por la herrumbre del defecto global económico? Espero que no.
Mi gitana amorosa necesita encontrar su tesoro. Necesita, ¡cómo no! enviar euros a los suyos. Sin embargo, el tiempo se acorta, los años avanzan y el tesoro cada vez está más escondido en los sótanos de los españoles.
Si fuera el genio de la lampara de Aladino, frotaría y frotaría solo para pedir un único deseo: «...estar tan cerca de ella... oler su aroma... acariciar sus cabellos... besar sus labios... y asegurarle que el tesoro de Pizarro lo tengo yo de tanto escribir ficciones... y ofrecerle el lecho de mi habitación.... para que cada mañana al despertar la pueda ver sirviendo el café envuelta entre sedas y kimonos....»
Mi gitana camina ahora por las calles de Madrid... en busca de sus sueños.
Yo lo hago por las calles de Paris...
Ambos sabemos que nos quedan pocos años... para amarnos.
Espero encontrar primero ese tesoro... y dárselo en ofrenda para que no vuelva a esta tierra española en busca de un empleo... sino solo de turista y viajera... solo eso.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Perdóname si mis celos incendian tus días, gitana

Hoy, mi gitana me ha sorprendido. Sus palabras de amor escondidas en algún lugar aparecieron de pronto en todas mis ventanas del facebook, todas con fechas atrasadas; y yo quedé helado por la sorpresa. ¿Era ella la que se expresaba así? ¿Era la mujer que no llamó toda esta temporada? Sí, era ella, con su juvenil expresión de cariño, con la alegría de una enamorada, con la misma tristeza mía de estar lejos. También a ella le pesa la distancia, y como yo, pastilla a pastilla detiene la angustia, la ansiedad, la depresión. A veces me digo: nos amamos porque en el fondo somos iguales, ella y yo.


Mi gitana se ha debilitado, sus ojos se llenan de lágrimas cuando está sola o cuando escucha la canción que le trae recuerdos. Mientras yo escribía lacerantes escarnios, ella me juraba su amor eterno en las páginas escondidas de un facebook atrofiado por la tecnología. Pero ella sabe que yo suelo caer en el abismo de la depresión y eso me hace escribir como un esquizofrénico. Esta noche, sin embargo, quiero rendir pleitesía a mi gitana, y darle el lugar que se merece en esta carta, al menos en esta, donde suelo escribir sandeces e infundios, diatribas y calumnias. Esta noche voy a hacer un alto en mi desvarío. Voy a honrar su amor, ternura y sentimiento con una oración al perdón.
...perdóname por ser un descreído de miércoles...
...perdóname si te lastimé con mis frases malolientes...
...perdóname por ser un escritor vuelapluma incendiario...
...perdóname si te hice llorar en vano....
...perdóname por amarte con el hígado...
...perdóname si mis celos incendian tu vida...
...perdóname si no he podido llegar a ti con el candor de un niño...
...perdóname por amarte como te amo...
...perdóname si puedes hacerlo...
Tú sabes, gitana mía, que aún cuando yo escriba cubierto de hiel,
mi AMOR es imperecedero, inacabable y todo tuyo...
Espero, gitana, perdones mis abruptos... si mañana, otra vez, vuelva
a escribir de la distancia, el alejamiento y el adios...
(...júrame que no creerás ninguna de mis palabras...
    porque, tarde o temprano, yo volveré a ti, como siempre.
    Para amarte, for ever.
    Hasta mañana, amor mío.
    Hasta pronto, gitana mía.




martes, 10 de septiembre de 2013

¿Qué debo hacer ahora gitana?

Cuando ya estaba tomando mi nave para otras tierras, cuando estaba escalando el abismo de tu silencio y despertar en un paraíso nuevo, te he vuelto a ver en el infinito ciberespacio, y unas frases haz colgado para mi. ¿Qué debo hacer ahora, gitana? ¿Perdonar el silencio, disculpar tu ausencia, exonerarte de tu mudez y volver a amarte con la fuerza con que te amé aquí en nuestra ciudad? ¿Y, cuando vuelvas a desaparecer, otra vez sufrir esto que fue un cadalso tortuoso para mi?
Gitana adorada, haz tomado mi alma y mi vida, haz dejado mi cuerpo envuelto en lágrimas secas como envoltorio de fantasmas. Tal vez, quiero pensar, que esa no ha sido tu intención. Quiero creer que me haz amado cada minuto de tu ausencia. Quiero pensar que me haz hablado miles de veces en tus madrugadas antes de caer rendida de sueño. Quiero pensar tantas cosas buenas, pero mi corazón ya no late como antes, como hace unas semanas. Hay, gitana, ausencias que matan.


Dicen que el amor se muere si no hay una palabra de ternura que la alimente, una caricia suave y tersa sobre la piel, un beso improvisado, una sonrisa. Una cena frugal, apenas un pan para los dos e irnos a dormir, mirándonos a los ojos, con hambre, pero con amor. Dicen que para amar hay que ser dos, no uno allá en el otro continente, y el otro aquí -en este lado del planeta-
Es verdad, gitana.
Y, entonces, ¿qué voy hacer contigo ahora?
Tendré cuidado, gitana. Te amaré de lejos, con miedo, con reservas. No te pediré nada, no te exigiré nada. Sólo quiero ver tu alma, gitana.
Sólo quiero ver la verdad.
Caminar por las calles de nuestra ciudad con la mirada serena, el espíritu en paz, el caminar altivo y lleno de vida. Quiero caminar sin la cabeza gacha, la mirada triste mientras la lluvia moja mis mejillas. Quiero estar bien, gitana. Quiero estar bien.
Dime, adios, ahora. O dime que me amas hasta morir. Dime que tú también sufres como sufro yo. Dímelo una y otra vez, hasta el día que deje de suspirar, hasta el día que mi último aliento se escape con un sonoro te amo, muy dentro de mi.
...porque más cerca de la muerte estoy yo que tú.
...porque mis días están contados.
...porque sé eso, y muchas cosas más..
...porque ya es hora de vivir feliz.

Sé que volverás a buscarme, pero jamás me encontrarás...

No imaginé ni por un segundo, gitana, esto de tu ausencia y silencio; es como si te hubieras ido al cielo y no me doy cuenta aún que debo guardar luto por tu partida final. En verdad, no me lo esperaba. No dudé en entregarte mi ser, con la candidez de un adolescente (una equivocación que hoy estoy pagando muy caro). A las mujeres como tú (que viven estaciones de placer y diversión) no les interesa dejar heridos de amor en ciudades como ésta desde donde yo te escribo. Pero, sabes, gitana, todo se paga en esta vida. El dolor que causas es el mismo dolor que te alcanzará en algún momento. Es el karma.


Este día ha hecho un sol primaveral por aquí.
He abierto los ojos y la niebla de tu presencia ha desaparecido. Tu voz de gitana andaluza se está diluyendo en mi imaginación, y casi ya no recuerdo el tono ni el timbre de tus palabras. Así debe ser. El dolor debe ser mitigado con el olvido. ¿Te acuerdas cuando te dije que este amor viviría si solamente todavía me pensaras? ¿Si yo todavía te pensara, al despertar, o al atardecer? ¿Crees aún que te pienso a diario? ¿Cómo puedes pensar eso después de lo que has hecho, después de lo que haces?
En verdad, gitana, te digo que no volveré a caer en tus redes de ninfa. Sé que algún día volverás a llamarme. Sé, también, que te he de cortar el teléfono. Sé que volverás a escribirme. Sé, también, que no volveré a dirigirte la palabra. Sé que vendrás a buscarme. Sé, también, que no me encontrarás. Sé que llorarás. Sé, también, que yo volveré a reír, alegre y feliz como fui siempre. Sé, tantas cosas, gitana, como desaparecer de este mundo para ti. Sé, también, que nadie nunca más ablandará mi corazón; aunque me prometan adorarme de rodillas y decir que soy el único a quien aman.
Sabes, gitana, ya no les creeré.
Así como no te creo a ti.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Qué verdad es esa que escondes en el otro continente...

Esto que haces ahora lo hiciste hace catorce años atrás, y no escarmenté con la experiencia fallida de perderte aquella vez. Te juro que en esa oportunidad no sufrí como hasta ayer padecí por tu silencio y tu ausencia. Puede ser que en esa época era más parecido a un roble que hoy. Los años me han estrujado la arrogancia y el orgullo. Es indigno de mi parte el quedarme tan al borde de una depresión abismal tan solo por no oírte. He ido a ver el mar para que las olas me digan si un veterano de mil batallas tiene que terminar arrodillado en la arena por un amor que se ha marchado para siempre.


Cada mañana, camino al trabajo trato de ausentar tu nombre y tu rostro de mi memoria, pero es difícil y llego a la oficina tan mal que prefiero dar vueltas por la ciudad y abandonarlo todo. Así de terrible ha sido tu ausencia y tu silencio; ese silencio que predice tu abandono, como antes.
¿A dónde se fueron tus palabras de amor?
¿Por qué engañaste al ser que tanto te amo? ¿Qué puedo esperar después de esto? No me queda más que levantarme de mis cenizas, curar mis heridas del alma, sanar mi dolor espiritual. No me queda más que despreciar a los enamorados de los parques. No me queda más que olvidar el pasado, ahora sí para toda la eternidad. Y no pensar en el futuro, porque, gitana, no hay futuro entre tú y yo.
Ese silencio tuyo ha matado el amor mío.
Ese esconderse en la España azaroza ha desnudado la verdad en mi imaginación. ¿Qué escondes, gitana, en el otro continente? Las palabras no hieren cuando se dicen de frente. Las palabras matan cuando se esconden y furtivas nos asesinan.
¿Cuál es tu verdad, gitana?
No lo sé. Ni quiero saberlo, ahora.
Porque como tú, ahora me voy al silencio de los que amaron.
Ya no estoy para ti, gitana.
Ahora, ya no.

Hoy no te diré palabras hermosas, porque no las tengo...

¿Sabes cómo queda el cuerpo cuando le sacan el alma? Así me siento hoy día que has desaparecido de mi vida, de pronto, sin decir nada, sin despedirte. Bueno, eso me pasa por confiado, eso me pasa por enamorarme, a pesar de saber que más sufre el que más ama. ¿No tienes el valor de decírmelo de frente? Así, nomás, como si no hubiera pasado nada entre los dos. No soy de piedra, no soy un objeto al que se abandona en el fondo de un ropero viejo.


Gitana, soy un hombre, un ser humano, alguien que tiene sentimientos, emociones y pensamientos. Tal vez digas, si no lo llamo, se le va a pasar, se va a olvidar, pero no piensas que va a doler, que duele como puñal acerado y filoso. Duele, gitana, no sabes cómo duele. ¿Deseas que te olvide? Fui tu aventura de media estación, eso fui yo, ¿verdad? A los hombres también les duele, claro, cuando aman, solo cuando aman, como yo. Pero, tienes razón, el tiempo hará su trabajo. Sanará mis heridas, pero, recuerda, yo no olvidaré jamás esta afrenta, este engaño vil.
Hoy, gitana, ya no te diré palabras hermosas, porque no las tengo. Debería escribirte atrocidades y maldiciones, pero mi corazón ya no alberga bajas pasiones. No te diré nada. Te replicaré con mi silencio. Igual que tú lo haces. Borraré con tranquilizantes mis nubladas tardes y mis penosas noches. Borraré de a pocos tu recuerdo, y me obligaré a olvidarte, gitana. Es tiempo de que yo también me vaya muy lejos, y que jamás me vuelvas a encontrar.
Sabes, gitana, no debí volver a enamorarme de ti.
Sabes, gitana, no debiste volver a aparecer en mi vida.
Sabes, gitana, no volverás a saber nada de mí.
Será mejor que no vuelvas a timbrar mi celular.
Será mejor que no vuelvas a escribirme nada.
Para olvidarte no debo contestarte.
Para olvidarte tengo que ser fuerte.
Para olvidarte que me parta un rayo y se lleve mi amor
al infierno.
Esto es el final, gitana.
Hasta nunca. No intentes comunicarte conmigo.
No me encontrarás.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Cuando el amor quiere seguir, la distancia es cruel compañera

De qué podemos hablar ahora que estás tan lejana. Seguramente ya no hay palabras ni acontecimientos qué comentar, en esta distancia, de océano a océano. Sí, pues, la cotidiana vida que llevamos, tú allá en Madrid, y yo aquí en París, nos hace perder el centro del amor sentido en Lima, de esas emociones vivas que vibraron al unísono de nuestra piel, nuestras voces, nuestros susurros, nuestras miradas, tan, pero tan nuestras. Esta es la verdad, mi amor, el día a día nos aleja aún más. De pensamientos y el pasado no se puede vivir para siempre.
Ya no llamas, como los primeros días de tu partida.
Así, debe ser, pues, el final de los que se aman a la distancia.
No se puede amar a punta de emails y correos perdidos.


Tampoco te puedo llamar porque simplemente no hay donde hacerlo. Tú sabrás porqué me niegas el lugar de tu destino, tú sabrás porqué lo haces. No te lo reprocho. No soy quién para hacerlo. Tú, amor mío, sabes que te amo en libertad. Pero, ¿sabes?, duele, duele fuerte, como no sabes el dolor que sienten los que se quedan en un hogar vacío.
¿Hablaremos de esto algún día? O lo olvidaremos. Tal vez nos volvamos a encontrar -después de esos silencios incomprendidos-, y volvamos a ir a la taberna de siempre a tomarnos el vino de siempre, y dejaremos volar la imaginación al encuentro furtivo, como antes, como antes.
¿Esto es amor, mi gitana adorada? ¿Encontrarnos cada cierta cantidad de años y renovar nuestros votos de eternos enamorados?
Y, sin embargo, aquí estamos, yo escribiéndote como un poseso, y tú leyendo mis cartas allá tan lejos, cada día, cada miserable día que no estás conmigo. ¿Esto es amor?
Tal vez escriba una y otra vez, porque te amo.
Tal vez, sí, es verdad, aunque la distancia me hace dudar de todo, de ti, de los forasteros, de los otros, de los que aspiran el olor de tus cabellos, de los que te miran, de los que te sonríen, de los que conversan a diario contigo; tal vez, eso, mi amor, me hace dudar. Hay momentos en que yo también tengo que sonreír ante una fresca mirada de mujer, ante un sutil mohín femenino... y entonces, mi amor, la distancia, la lejanía, el espacio incalculable que hay entre nosotros dos se quiebra bajo el embrujo del presente...
...y, sin embargo, aún te tengo en mí.
...y, sin embargo, aún quiero seguir contigo.
¿...y TU, amor?

sábado, 7 de septiembre de 2013

Yo soy el escritor, yo soy el que descubra tu verdad

Yo soy el escritor. Tú no lo eres. 
Yo soy el que necesita desembozar las palabras, una a una, pues, se me atosiga y estruja el ser cuando el silencio es largo, ancho y ajeno. No importa, yo soy el escritor. El de las ficciones, de los relatos inventados, de los cuentos y las fantasías. A veces, tal vez, todas las veces yo escriba para mí mismo. No importa que lacere y abra surcos con sangre en mi alma proscrita y exiliada.




A mí me gustan las palabras, una a una las tejo en mi hilandería reservada, una a una, a veces, me llevan a la muerte, y muchas, pero muchas veces me conducen por los senderos de la felicidad.
Yo soy el escritor. Tú no lo eres.
Por eso escribo aquí, también lo hago en el papel, hoja tras hoja, historias coherentes, viscerales, perfectas, donde viven mis personajes, a quienes como Dios, los llevo al destino que deseo, y, también, suelo dejarlos en el olvido. El silencio para mí es vida, cuando ese silencio es mío y estoy en una habitación solitaria como esta de París. Si el silencio es tuyo, eso me parte en mil pedazos. Qué le vamos a hacer, esa es la realidad furtiva de los que aman en decires, en cantares y evaporadas promesas.
Yo soy el escritor. Tú no lo eres.
Sé que tu mudez refleja la muerte de tu querencia. Así es esta existencia y este correr por las sombras de Europa. Vamos, mi amor, entre gitanos no nos vamos a leer las cartas.
Yo soy el escritor. Tú no lo eres. Esta madrugada inventaré que me he ido a un país lejano, para olvidar, sí, para desengañarme de mis visiones, de mis ternuras y amores. Ese país estará en el confín del universo, lejos de ti, lejos de mí. ¿Buscaré un horizonte? ¿Buscaré un futuro? 0 todo es una mentira más, un engañarme para huir y seguir bebiendo el vino de siempre para esconderme de mí mismo. ¿Tengo que irme tan lejos para ser el que soy?
Yo soy el escritor, amor. Tú no lo eres.
Yo soy el que inventa los relatos. Yo soy el que descubra tu verdad. Yo soy tu inventor. ¿No, mi amor?

Hoy me quiero perder entre la cerveza y el vino

Hoy tengo esas ganas de ir a bailar, a reir, a cazar a las diosas que vibran con frenesí en esta noche de jueves. Un buen vino me vendría bien, oir al grupo musical que me trae recuerdos infinitos de mi adolescencia. Eso quiero, hoy, volver a los tiempos idos del barrunto, de la calle, de los tiempos donde era un gitano, y no había vecina que me mirara con esos deseos que hoy fenecen cuando las veo, pues, ellas, señor, canas blancas han pintado en sus cabellos. ¿Qué pena, no, amor?
Hoy me quiero perder entre la cerveza y el vino, beber en compañía de la las niñas malas, que no faltan, te lo juro, sobre todo si uno sonríe con su cara de yo no fui, con esos ojitos que no matan ni una mosca, ¿cómo les gusta a las sonsitas los hombres dulces, tiernos y silenciosos?



Ay, si supieran, qué llevo en el interior. Pero así son los diablillos que se escapan por mis palabras, esta noche, amor, ¡cómo quiero ir a cazar a las diosas de la madrugada!
...tú eras suficiente, mi amor...
...cuando evocaba los recuerdos del ayer...
...tú calmabas mis ansias, amor...
Hoy tengo ganas de amanecerme y disfrutar de la noche..., y entre canción y canción, saber que en algún lugar del mundo, hay otra diosa que está soñando conmigo, quisiera saber que es cierto, pero no puedo... Hoy tengo tantas ganas de mirar a los ojos de las mujeres y preguntar, porqué si estoy riendo me dicen que tengo ojos de tristeza, si después de girar en la pista de baile, ellas me dicen si estoy llorando, se equivocan, mi amor, son las gotas de sudor que caen de mi frente; cómo quisiera cantar esta noche: «...soy feliz, la vida es una fiesta, dime que me ha pasado, amiga, si estoy riendo o llorando, no lo sé...»
Hoy tengo tantas ganas de perderme por la ciudad, sin pensar, sin pensar en nada..

Seré siempre tu ángel de la guarda, así me dejes de amar

Mientras yo viva, mi amor, nunca más vas a estar SOLA en este mundo.
Quiero que sepas HOY que te he de proteger como a nadie, que te he de cuidar donde quieras que el destino te lleve. Solo basta que timbres mi celular para saber que estoy para TI. 
Y si en algún momento me olvidas, es decir, olvidas que soy tu amor, no significa que yo te abandonaré. 
Siempre estaré ahí para TI. Aunque ya no seas mía como todos esos años de pasión que vivimos en Lima. No solamente amo tu cuerpo, sino a esa mujer que tienes dentro.
Soy y seré tu ángel de la guarda.


Nunca dejaré que te sientas SOLA.
Soy tu compañero, tu amigo, tu amante.
...hasta que la muerte nos separe...
...no lo olvides nunca, mi amor...
Siempre cuenta conmigo... para TODO.
Nos vemos más tarde... en Francia, en París.
Nos vemos, amor.

Es muy tarde para cambiar, lo sabemos los dos

En verdad, nadie busca a nadie en este mundo. Solo nos encontramos por azar, y a veces nos cruzamos muy tarde con aquella mujer que pudo ser nuestra mujer. Así de caprichosa es la experiencia de vivir, sobre todo si los años han bajado de las montañas, arrastrando todo con su caudaloso río de emociones. 
En verdad, es muy tarde para comenzar. Es muy tarde para cambiar. Nadie cambia a esta altura de la vida. Ni ella, ni yo. Somos madera de otro tiempo, con conceptos ambivalentes, nos pasamos la línea de los sojuzgados por la sociedad, nos pasamos al otro lado sin siquiera parpadear, sin que nadie se diera cuenta que estamos cercanos al infierno y muy lejanos del cielo.


En verdad, ella y yo somos así. Y, por eso mismo, nos perdonamos nuestros pecados, en silencio, sin nombrar a los innombrables, en medio del cuarto solitario que hoy nos cobija en Paris. Ella duerme a todo lo largo, tan solo con el edredón sobre su piel de carmesí. Ella no sabe que esa madrugada he salido despacio de la habitación, he bajado al bar del hotel, he llamado a escondidas para decirle amor a otra mujer. Yo no he sabido tampoco que ella ha cogido su celular, ha timbrado despacio, con miedo a que volviera, y también, muy queda y en secreto, le ha dicho amor a alguien que no sabe que volveré a la habitación, para volverle hacer el amor...
...en verdad, así es la vida de los poetas y escritores. Un mundo de fantasía y realidad, un equívoco de la vida, una suerte de azaroso destino que solo se vive en el papel...
En verdad, muchas veces la fantasía se convierte en realidad mientras se escribe en una habitación solitaria como esta, de adobe, esteras y frente al río donde Madame Bovary me ha llevado para hacer el amor...

Cómo se puede amar a la distancia sin tocarte

¿Cómo amarte desde aquí sin poder tocarte, mi gitana adorada. ¿Cómo soportar cuando el deseo asciende hasta mis sueños contigo? ¿Sólo me he de contentar con mirar tu fotografía en una playa valenciana? 
¿Cómo se hace para ser fiel estando tan distantes?
¿Cómo se vive sin tentaciones, amor?
¿Qué se dice a las lobas, o los lobos cuando rondan muy cerca de uno o de una?
¿Se dice NO, en una noche de luna llena?
¿Se dice NO, cuando te sientes halagada por una invitación, por una cena a media luz, o la ardiente fiesta improvisada donde siempe hay un jodido que desea aparearse contigo?
¿Se dice NO, amor?
O callamos, y decimos sí, y callamos...
...y esa parte de nuestra vida no contamos a quien está al otro lado del atlántico?
¿Cómo se puede amar a la distancia sin poder tocarte?
¿Cómo puedo decir que eres mía... si tus días y noches no son para mi...?
¿Crees tu que te puedo ser FIEL rodeado de tantas gatitas que sonríen?
¿QUE ES EL AMOR NUESTRO?
¿ES UN SUEÑO? ¿UNA FANTASIA?
...o es el sufrimiento de todos los días...
...o es ese sentimiento noble que me hace seguir contigo...
...a pesar de las adversidades y las provocaciones....
NO SE AMOR....
NO SE AMOR...
...hacia donde me lleva esta pasión que tengo por TI.
...será la voluntad de DIOS...
...será el azar el que decida...
Hasta más tarde, amor.

Este no es tu tren del amor...

Siempre me he preguntado si el AMOR llega tarde para algunos amantes. Y creo que es verdad, sobretodo después de comparar la bola de cristal de aquella gitana que me adivinó la suerte una tarde lejana de junio. Estaba al pie de su tienda, en una feria de Campo de Marte. Tendría unos ochenta o noventa años, pero la viejecilla aún tenía la voz firme, aunque la piel estrujada por inconmesurables líneas de tortuga. Me tomó la mano con delicadeza y surcó con sus dedos las líneas dibujadas en mi palma. Me dijo: «Estás en el asiento equivocado, hijo».
Sus ojos de vidrio, azules y misteriosos se hundieron en los míos.
«Deberías bajar del tren», dijo.
Me quedé callado. Pobrecita, la gitana, la edad le hacía hablar incoherencias.
«Este no es tu tren», dijo: «El tuyo es el que ya partió»
Mas tarde, en el café El Cordano, bebiendo el vino de las nueve la noche volví a recordar las palabras de la gitana.
¿Estaba hablando ella del amor o de mi vocación?
¿Cómo interpretar su mensaje?
Si, pues, esa noche no dormí. Vagavundee por la ciudad, buscando qué había perdido en mi existencia, en esos años...
...alguien dijo: «Tienes que tomar un decisión».
Lo tienes que hacer... «No hay otro camino...»

...Hasta que te perdí, hoy como ayer

Amor, mío.
Esta noche quiero soñar contigo.
Es la segunda semana que no estoy a tu lado. 
...y ¿cuántas más faltarán para volver a verte...?
Mejor no pienso en eso.
Quiero escribirte, pero hoy no tengo palabras,
como si me hubiera dado amnesia.
Lo único que puedo decirte
es que siento un gran AMOR por ti.
Tal vez años atrás no te lo dije tantas veces
como hoy lo hago...
...porque era más joven...
...porque te sabía mía...
...porque te podía tomar cuando quería..
...porque estabas aquí, al llamado de mi celular...
...porque nunca decías no...
...porque siempre salías conmigo...
...hasta que te PERDÍ.
...y hoy estás tan LEJOS...
¿Será por esas cosas que te digo TE AMO?
¿0 será porque realmente eres la MUJER DE MI VIDA?
Te volví a encontrar... y te volví a perder...
Bueno, no tanto como perder...
Aún siento tu voz dentro de mí cada vez que llamas...
Eres mi consuelo, amor...
Eres mi paz, amor...
Eres mi alegría tierna, amor...
No sabes cuánta felicidad me das...
Sé también que debo ir con cuidado...
...porque igual me puedes abandonar...
...no estás obligada a AMARME, amor...
...nunca jamás lo hagas por que me pueda sentir MAL...
...hazlo porque quieres hacerlo...
...como antes, como los años que nos quisimos TANTO...
...Si me amas, hazlo en LIBERTAD...
Hasta más tarde, AMOR...
Yo iré por ti...
Yo iré por ti... (Si todavía me estás esperando...)
Yo iré por ti...
Faltan todavía muchos sueños que cumplir...
Hasta más tarde, AMOR...

Cómo me gusta oír tu voz

¿Ves? Bastó oir tu voz para que la neblina desaparezca de mis ojos, para que la oscuridad deje una luz brillante en este día para mi. ¡¡¡¡Cómo me gusta oír tu voz!!!!! No te imaginas. Es verdad, mi AMOR, a veces escribo con la hiel, y puede ser doloroso para ambos que yo escriba así. Sin embargo, aunque escriba las diatribas más infames, debes saber, tienes que saberlo, en el fondo de mi corazón, seguiré diciéndote que te AMO, que te QUIERO...
...porque es verdad, y porque así siento por ti. Mis temores de perderte están escritos aquí, pero son mis temores, no es lo que hay en tu alma, no es lo que tu sientes en tu corazón. Tampoco te reclamo nada, jamás lo haré, porque hoy más que nunca te quiero en libertad (que tú elijas estar conmigo porque TU DESEAS ESO).
En casa de unos amigos te dije que yo jamás intentaría cambiarte, te acepto y te quiero como eres. Porque me enamoré de ti, por esta misma razón, el que seas como eres. Jamás trataré de cambiarte, ni hacer que te parezcas a mi. Si así fuera, estaría enamorado de mi retrato frente al espejo. Y narciso no soy.
Me gustas tal cual eres, con tu historia completa, con tu biografía sobre el tiempo que has recorrido. Conozco cada uno de tus pasos, aunque tú no lo creas. Te he seguido de cerca siempre, aunque tú no me vieras. Siempre tuve cómplices que me hablaban de ti...
Te AMO y te respeto como eres.
Luchas más que yo en esta vida por los tuyos, y eso te da un valor inmenso. Me enorgullece ser tu AMIGO, Tu COMPAÑERO. El ver tu ejemplo me motiva a hacer más. Yo me digo: «Si ella puede, yo también puedo». Me entusiasma verte en el afán de progresar, el que busques cambiar el futuro de tus hijos... Te ADMIRO, AMOR LEJANO DE MI ALMA.
Ya lo sabes, si la próxima escribo barbaridades, es, simplemente, porque el terror y el miedo de perderte me sacan de los estribos. No creas lo diga cuando enojado, triste o depresivo ande por las calles de Lima. Mejor vete a la cama pensando que el que escribe así te ADORA como a una DIOSA.
Cuídate, amor mío.
La distancia no es problema, problema será si dejas de pensarme, si yo dejo de pensarte.
...hasta más tarde, AMOR MIO.

Ya no debo esperar tu llamada, ¿verdad, amor?

Creo que ya no debo esperar tu llamada.
Tal vez tú tengas una vida ya hecha en Madrid, y yo esté estorbando. Debo ser un iluso, muchos años fuera no son en vano. Catorce lejos de mí, seis en España. Eso es bastante. Tus experiencias de vida no las había puesto en la balanza de mis sentimientos. 
De la noche a la mañana, de pronto como algo mágico apareces nuevamente y me juras amor incondicional: dices que me quieres, que me amas. Pero tu ausencia hoy, sin posibilidad de comunicarme contigo evidencian otras cosas. Lo más probable es que no quieras que interfiera en tus relaciones por allá.
Fui un sueño para tí (un amor de vacaciones, un amor temporal)... y ahora no sabes cómo decirme adios sin romperme el corazón...
...Ya lo has hecho. No hay nada más que quebrar dentro de mí.
Se sincera contigo misma, y sé honesta conmigo.
Creo que ya no debo esperar tu llamada, ¿verdad?
Fue hermoso volver a sentir tu piel y amarte como antes. Lo fue, pero ya no estás aquí, amor mío...
Déjame seguir con mi vida...
Aunque duela en el alma...
Déjame seguir con mi vida...
Creo que ya no debo esperar tu llamada...¿verdad?
Tal vez, ni vaya a Madrid este 2 de Febrero como lo había planeado, pues las medias verdades, las mentiras y las emboscadas al corazón son devastadoras aún para un alguien duro como yo.
Creo que ya no debo esperar tu llamada, y dejar de escribirte en estas memorias que te dedico cada día... con la ilusión de que puedas responder con una sola llamada... pero eso, ya lo sé, no va a suceder...
Tal vez continúe escribiendo aquí, pero no será ya nada nuestro, ni nada mío... Serán historias que tengo guardadas en mi alma negra, borradores de historias verdaderas y ficticias a las que quiero dar forma, y de esa forma, cada vez que sienta deseos de escribirte... contaré una historia ficticia... para olvidarme que tengo sentimientos hacia ti...
Mataré uno a uno los afectos, las emociones y los sentimientos que nacieron hacia ti. Así te dejaré en libertad... para que retomes tu camino, tu vida, sin sentir culpabilidad por haberme dejado, por haberme olvidado...
Esta vez, mi AMOR, esta vez sí es la última vez que ESCRIBO para tí.
Si hubieras llamado...
Si tan solo hubieras llamado...
Si tan solo me hubieras permitido llamarte para decirte que TE AMO.
Si tan solo hubieras llamado...
Pero no fue así...
Pero no fue así...
Esta vez, MI AMOR, si te digo ADIOS.
Esta vez, MI AMOR, si te digo HASTA SIEMPRE.

Ese teléfono que no tendré para llamarte

Esta mañana está fría, y es lunes 26, mi amor. 
Esta mañana puedo escribir los versos más hermosos para ti, aunque no tenga noticias tuyas, aunque no tenga a la mano tu teléfono para llamarte, aunque no sepa en que andas gitana andaluza. Eso hoy, tal vez, no importe tanto, porque ya me estoy acostumbrando a tu ausencia, a tu lejanía. Solo me queda escribir en estas páginas para saber que te amé, para saber que aún tengo el amor profesado en nuestros encuentros de Julio. Así, cuando pasen cientos de años, quedará registrado el recuerdo de la pasión que vivimos un invierno en Lima.
Y nada, tengo que trabajar en lo mío. Más tarde, o mañana, volveré por aquí para desnudar mis sentimientos. Espero que aún continúes en mi corazón. Mis palabras te revelarán si sigo contigo o si ya, también, me he distanciado, como tú lo haces ahora conmigo.
Pensé que estaríamos comunicados constantemente, eso pensé por cada palabra tuya vibrando en mi oído. Mejor será vivir esta realidad de no tenerte, y continuar, como antes, sin ti... sin ti....

Ha sido una semana difícil para mi

Estoy mejor, amor.
Ha sido una semana muy difícil para mi.
Tú, solo tú, mi AMOR, suavizas mi corazón. Sólo contigo puedo ser el que verdaderamente soy: un pan de DIOS, un amoroso tierno y embelesado por tu AMOR. Cada vez que me has llamado he corrido hacia ti. Tampoco con eso creas que estoy bebiendo de tu manito, no, tampoco, tampoco.
Ya ves que estoy mejor, que hasta hago alguna broma. Mejor así, que un lastimero mendigo de amor.
Tú sabes como recordarme. Mírame en mi esplendor, evócame con mi sonrisa al viento, recuérdame feliz bailando contigo, ése soy YO.
Te cuento todas estas cosas porque tengo que hablar contigo de mis cosas, de las más nimias y pequeñitas, pues así puedo hacer una catarsis (si no entiendes alguna palabra que escribo, ve al diccionario), y mejor que lo haga ante ti. Bueno, como soy un solitario empedernido, no creo que haya alguien a quien contar mis cuitas, ni menos escribir como te escribo a ti.
Si algo de lo que digo en este espacio no te parece, estás en tu derecho de llamarme por teléfono y decírmelo. Tal vez provoque el que me llames más seguido. Corrijo. Si tuviera tu número telefónico yo te llamaría a diario, solo para oír tu voz. Solo para oír tu voz..
TE AMO, AMOR MIO.
PRONTO ESTARÉ CONTIGO ALLÁ DONDE TE ENCUENTRES.
TE EXTRAÑO, TE QUIERO.
Ahora, estoy mejor.
Quiero que tú también estés MEJOR.
No sufras, ten FE, amor mío.
Espérame... Espérame.

Algún día iré a Madrid por ti

Hoy es domingo, 2.30 PM. Domingo 25, dos días faltan para sumar más años a mi existencia. Dos día faltan para que el cirujano escalpelo en mano empiece su tarea en tu piel. ¿Sabes, amor? Estaré pendiente de ti, para que sanes lo más pronto posible. También te quiero, mi hermosa limeña, aunque estés tan lejos de mis tierras. También te amo, mujer. ¿Acaso piensas que revelaré tu nombre en estas cartas a una gitana? No me conoces, amor. Soy de los conservadores más acérrimos, preservo mi privacidad como no te imaginas. Tu muy bien sabes, que no me gustan estos inventos de la tecnología: facebook, twitter, telefonos con conexión a internet, chat, skype y todas esas tonterías que han hecho perder el contacto piel a piel, voz a voz. Tú sabes muy bien como pienso yo.
En estos días vacíos he deseado oír tu voz a través del teléfono, solamente eso para calmar mis depresivos días. Sé muy bien que así como yo siento tú también tienes tu propia forma de sentir este AMOR lejano. No somos iguales en ese aspecto. Nadie es igual en cosas del AMOR. Todos tenemos una forma especial de AMAR.
A mí, tal vez, me da con fuerza implacable, y la suma de emociones terminan por entristecerme. Tal vez sea porque tengo alma de poeta, y suelo perder la perspectiva del equilibrio. Mira, en el mundo hay tantas mujeres, y de todas ellas mi corazón tiene que elegirte a TI. Y sabiendo que tendrías que partir. Sabiendo que eso me llenaría de tristeza y melancolía.
Hoy, amor mío, estoy mejor de ánimo. Es la aceptación de la resignación de tu partida. No puedo hacer nada desde aquí, y hago mal en hundirme en este remolino de melancolías. Tengo que seguir mirando la vida con mis sueños de ayer, con mis sueños de ahora, con la fe de que algún día volveré a estar frente a ti, y con la fe que i AMOR por TI sigue perenne, eterno como el universo. Tal vez llegue a Madrid una tarde de febrero. Tal vez llegue a Madrid y pueda verte otra vez.
Hoy, amor mío, quiero estar bien, altivo, digno, con honor y orgullo de ser quien soy, para que tú me puedas recordar como me viste la última vez que estuviste en Lima. Por tí, una de estas noches me iré a la taberna donde nos encontrábamos a tomar un vino, una botella de Queirolo será suficiente. Esta vez no será para llorar mis penas, sino para alegrarme del AMOR sereno que tengo por mi gitana andaluza.
¿Sabes lo que me gusta de ti?
Tu andar de gacela, tu voz adornada de trinos cadenciosos, tus ojos entornados y profundos, tus manos ajadas ahora por el tiempo y ayer suaves de juventud que fueron mi tentación. ¿Sabes que me gusta de ti? Tu cabello esponjoso alisados por mi dedos, tu silueta larga desnuda paseando por el cuarto de hotel, tu abrazo fuerte e intenso intentando sujetarme para siempre en medio de una pista de baile, sin importarte lo que piense la gente. ¿Sabes qué me gusta de ti?
Oirte de pronto al teléfono y que me digas que me AMAS.
Oirte de pronto una tarde cualquiera y saber que estás bien, y saber que aún me AMAS, y que sepas que aún TE AMO, aunque todo esté en nuestra contra, aunque todo sea adversidad, aunque las circunstancias no sean propicias, aunque la vida intente separnos, quiero oir tu melodiosa voz diciendo que me AMAS, más todavía que ayer.
Porque yo te sigo AMANDO desde aquí. Desde muy lejos.
Recuérdalo siempre: En mi corazón tengo un lugar para ti.

Me hubiera gustado estuvieras conmigo en la distancia

Es sábado 24. Tengo que volver a mi vida, y dejar de pensarla como lo hago ahora. Me va a costar deshacer su presencia de mi consciencia, pero tengo que obligarme a ello. No puedo vivir así: sin oír su voz, sin saber donde está, sin saber con quienes compartirá sus tardes de sábado como este de infinito vacío para mí. Es triste saber que día a día su imagen se irá borrando de mi mente. Sin embargo, tengo que obligarme a ello. No es bueno permanecer en la melancolía y en la desesperanza. No es bueno tener los ojos de un mendigo de amor.
Yo que era tan soberbio y vanidoso. Yo que era tan fuerte y duro con la gente. ¿Qué me pasó esta vez? ¿Por qué abrí mi corazón de esta manera? ¿Qué tonto fui?
Siempre supe esa verdad: Quien más ama, más sufre. Y es verdad. Si sigo así terminaré mal, pero que muy mal. Es hora de volver a ser quien era, un hijo de puta, una basura, un maldito. Así estuve protegido todos estos años, y nadie pudo hacer lo que ella hizo en menos de dos meses. Será tal vez porque fue el amor de mi vida hace ya catorce años atrás. Será porque fui un iluso al intentar conquistarla de nuevo, pero, sucedió que yo fui el conquistado.
Otros años, ¿dónde estaba los sábados? En fiestas y rumbas, en bares y cantinas, en peñas y discos. ¿Y ahora donde estoy? Frente a una computadora escribiendo estas memorias para sacarme de encima todo el dolor y la tristeza, tratando de buscar una salida.
¿Cuál es la respuesta, DIOSA de mi corazón?
Me hubiera gustado que compartieras mi sueño de estar UNIDOS.
Me hubiera gustado que compartieras mi forma de AMAR.
Me hubiera gustado que compartieras mi fe en TI.
Me hubiera gustado que estuvieras conmigo a la DISTANCIA.
Me hubiera gustado que jamás dudaras así como yo no dudé de TI.
Me hubiera gustado llamarte al fin del mundo si supiera donde LLAMARTE.
Me hubiera gustado viajar hasta donde tú estás, y que tu me estés ESPERANDO.
Me hubiera gustado demostrarte cada día como AMA un hombre como YO.
Porque a veces pienso que no soy como los otros de este UNIVERSO, pues
me he comparado miles de veces y creo que estoy EQUIVOCADO
al AMAR como AMO.
Los he escuchado, los he visto, esos hombres no piensan, no pensaron jamás como yo lo hago, Y a veces quiero aprender de ellos.
JAMÁS he podido, ¿sabes?
Porque yo AMO como soy. Y no me niego. Así soy.... pero, ¿sabes?, duele, duele infinitamente AMARTE sin retorno... ADIOS, AMOR.
ADIOS, AMOR... ADIOS, AMOR.... (esas fueron tus últimas palabras)... y creo que también serán las mías: (ADIOS, AMOR.... ADIOS, AMOR)

El miedo de perder a mi gitana

No digo eso que dije ayer. Tal vez no quise decir eso que has leído. Nadie entiende las profundidades de las palabras. Es tan difícil traducir los sentimientos a palabras. A veces queremos decir que amamos y nos leen al revés. A veces sentimos miedo y nuestros miedos hacen temer el amor de nuestra amada. Nos equivocamos al pulsar el alfabeto del teclado. Nos equivocamos cuando queremos decir te AMO, hacemos llorar a la que nos AMA. Esas son las equivocaciones del lenguaje de los enamorados: vamos de la tristeza a la resignación, de la ternura y el recuerdo a la depresión. Esas son las equivocaciones de nuestro amor.
Me cuesta tanto retomar el trabajo, vivo pensando en la que ha partido. Vivo pendiente del teléfono, y este no suena. No es tan fácil convivir con la lejanía del amor distante. Es en verdad muy doloroso. Una tristeza constante. Y, sin embargo, hay que continuar, hay que ponerse a andar el camino elegido, y olvidar para hacer las cosas cotidianas...
...levantarse cada mañana para mirar el horizonte con una tenue alegría, tan solo para no caer en desánimo; cantar una melodía para darse bríos en la jornada diaria; conversar con la mesera, sonreir, hacer una broma, sonreir, conversar con tu secretaria, escuchar sus cuitas, y sonreir, gritar a tus empleados para disipar la cólera y la rabia de su ausencia; mirar la playa a través de la ventana del automóvil, y sonreir, y de pronto, caer en la cuenta que han sido horas y horas que no pensaste en tu DIOSA, aquella que vive en Madrid, aquella que tal vez, también esté haciendo lo mismo que tú para ausentar la tristeza...
...y, sin embargo, al caer la madrugada, al reposar la cabeza en la almohada, el estar a punto de domir, recordarla como el día que la AMASTE con pasión, y entonces, un fino hilo de gotas saliendo de tus ojos, y un suspiro hondo te dirán que estás perdiendo la experiencia más mística de tu existencia, porque tu DIOSA, tu AMOR no está esa noche contigo...

Este viernes mi compañera no está...

Hoy es viernes y no me da ganas de ir a la taberna para tomarme un vino. Hoy es viernes por la noche (7.38 pm) y sé que no está mi compañera. Sé que su teléfono está muerto. Sé que no bajará del taxi para acompañarme en esta fría noche limeña. Sé que no la abrazaré con la ternura de siempre. Sé que no la besaré con esos besos largos y profundos que ella sabe tocar con suavidad mis labios. Hoy caminaré bajo la garúa hacia la plaza de armas, miraré la catedral gélida, el palacio con su bruma amarilla. Y estaré ensimismado hasta que la nocturnidad me encamine a mi por la quietud de mi dolor.
Han sido días tenebrosos estos que he vivido sin ella, y, de verdad, he odiado Madrid como no tienes idea. No porque me disguste su gente o su ciudad, sino porque refleja el lugar donde está mi estrella, donde mi Diosa ha ido a buscarse la vida. Si a ti te ha sucedido algo parecido, entenderás mi rabia con esa ciudad española. Sin embargo, me la puedo echar en el bolsillo un día de estos, y los madrileños me adorarán sin saber que yo los he gran puteado en silencio, lo repito, ellos no tiene la culpa de mis enojos, soy yo el que les tiene rabia gratuita. Porque ella está allá, y yo estoy aquí. Dirán porque diablos no te la traes otra vez a Lima. (En eso estamos). Y los madrileños me rendirán pleitesía sin saber que les tiré barro en estas páginas por un amor a una limeña que se fugado con el destino para alcanzar el tesoro de Pizarro.
Es verdad, esta noche los fantasmas van desapareciendo, y vuelvo a concentrarme en mis historias, y lleno cientos de páginas de fantasías, mientras mi amor convive en la realidad de la vida, entre seres oscuros, muñecos blancos de hablar enzetado. Mientras yo concibo las fantasías que me lleven a la gloria, y aunque eso no suceda, me divierte el escribir como a mí se me antoja.
El dolor de la lejanía me dará fuerzas para tomar ese avión y estar en esa ciudad, y otras que todavía no están escritas en mi biografía.
Tal vez, quizá, nos volvamos a encontrar mi DIOSA, en situación más decorosa, con más fortuna, y entonces podré reirme de los madrileños, y comprarme una gitana que me lea la suerte cuando de ella ya no necesite nada.
Tal vez, mi DIOSA, nos veremos en esa ciudad... ...algún día, de todas maneras antes que muera mi juventud... antes, cuanto antes...

Las diosas que se van a Madrid

Sí, es verdad, que las promesas de las Diosas también se acaban cuando ellas se van al olimpo, a Roma o Madrid. Sí, pues, eso me lo dijo el mexicano Juan Gabriel, una de esas tardes que yo descansaba en el hotel de Veracruz. Miraba el crepúsculo de la tarde, cuando él empezó con eso de: «...No sabía de tristezas ni de lágrimas ni nada... que me hicieran llorar... Yo sabía de cariño, de ternura, porque a mí desde pequeño eso me enseñó mamá... Eso me enseñó mamá, eso y muchas cosas más... Yo jamás sufrí, yo jamás lloré...Yo era muy feliz... yo vivía muy bien... Yo vivía tan distinto.. algo hermoso, algo divino, lleno de felicidad... yo sabía de alegrías, la belleza de la vida, pero no de soledad... pero no de soledad.... De eso y muchas cosas más... Yo jamás sufrí, yo jamás lloré... Yo era muy feliz... yo vivía muy bien... Hasta que te conocí, y la vida con DOLOR... no te miento fui feliz, aunque muy poco amor... Y muy tarde comprendí... QUE NO TE DEBI AMAR... Porque ahora pienso en TI, más que ayer... Mucho más.....»....
Y entonces comprendí que las Diosas también pueden llevarte al abismo. Aunque te digan que te aman, aunque de besen hasta la saciedad, aunque te prometan hoy todo y mañana te lo quiten con una esas excusas que ellas saben crear, así, así son ellas, las Diosas que se van a vivir a Madrid. Solo sé que algún día el mundo girará al revés, el tiempo dictará su justicia, y los velos de las ilusiones y el desencanto caerán para ver la verdad... y entonces, creo, pienso, que será muy tarde para volver a empezar. Por eso, es mejor no amar a una Diosa. Basta con adorarla desde lejos, sin esperanza, sin fe, sin sueños... de lejos, como un espejismo que la bruma del mar hará desaparecer en cualquier momento... En cualquier momento.. ¿Verdad?

El llanto de la despedida

El dolor de la partida no se compara con el marasmo del silencio. Ella deja el lamento bajo la almohada, cada noche, cuando todos piensan que se va descansar de la jornada. Ella sabe que la tristeza la invade como una ola inmensa de melancolía. El teléfono está a la mano, tan cerca para llamarlo, pero su alma herida de dolor le impide. 
Desea correr como una gacela alegre por esas calles de Madrid, como las otras mujeres venidas de otras tierras; pero esa tristeza de saber que le será infiel a aquel hombre que quedó mirando el avión en el cielo, la deja aterida de frío. 


Busca consuelo en la distancia, busca consuelo en excusas tibias, busca consuelo en el consejo de las ninfas que se ufanan en hacerla alegrar. Todos sabemos que ella va a pecar una de estas noches madrileñas, y quiere que el dolor del engaño se mitigue. 
Mañana le dirá que terminaron. Mañana le dirá que no existe amor en la distancia. Se lo dirá a través del teléfono, o escribiéndole por un correo gélido. O mejor se ausentará en silencio, y dejará de llamarlo, dejará de escribirle. 
Porque sabe que la piel no espera, que donde se encuentra siempre habrá un hombre que calentará su cama, que le servirá el café en la madrugada, después de hacer el amor a escondidas; y no quiere sentir pena por aquel que quedo en las tierras lejanas, añorando llegar a su lado, algún día, algún día... 
Ella sabe que así es la vida. Ella sabe que si esta vez le destroza el alma al amor que quedó allá lejos... ella sabe que esta vez será para siempre... y no lo verá nunca jamás.
 Así es la vida... Así no debe ser la vida.... porque en la vida todavía hay héroes que aman de verdad, y diosas que saben amar a través del tiempo y de los espacios, a través de las distancias y de los recuerdos.. todavía hay diosas que nos aman hasta .... siempre.

Odio a Europa como no te imaginas...

La distancia de los que van a buscar un horizonte para los suyos deja una insondable herida en los que se quedan, a veces el dolor es tan intenso que se tiñe de odio, de rencilla, de timidez, de cólera; pues, no hay mayor dolor que el ver los ojos tiernos del que se fue; no hay mayor tormento de saber que la cama está vacía, que esa mañana no preparará el desayuno; también se extraña sus enojos, su figura altiva de diosa; se extraña la cena por la tarde; 



el bullicio de los niños abrazados a
un mueble donde ella durmió con ellos; se extraña con la tristeza del poeta, con la rabia del que no tiene fortuna para retenerla; se extraña su caminar de limeña al lado de uno; se extraña cada tarde; cada madrugada soñada; se extraña a las mujeres que han partido hacia el viejo mundo en busca del tesoro, del oro o el oropel; se extraña la pérdida de tiempo, se extraña que la vida se las vaya comiendo de a pocos sin estar cerca de los que verdaderamente aman; se extraña a las que han partido en busca de un destino de fantasía; cuando en el fondo del alma se sabe que la tierra donde nacieron es más hermosa que nada; porque allí están sus héroes, sus amores, sus amigos, sus hijos, sus raíces... y yo, extraño a quien extraña allá lejos, en la soledad de su cuarto, en la soledad de la vida... extraño, como no, señor, extraño...